«um novo paradigma para compreender o mundo de hoje», alain touraine (2005) - artigo, es

Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy - Alain Touraine, Traducción de María Tabuyo y Agustín L. Tobajas. Paidós. 272 páginas.

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Nacido en Francia en 1925, Alain Touraine es profesor en la Universidad de Paris-Nanterre, director de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales y uno de los pensadores más brillantes y reputados de su generación. Desde que en 1965 publicase Sociología de la acción, su interés por el análisis del comportamiento humano visto a través de los sistemas de trabajo ha constituido una preocupación central en sus investigaciones. Con el paso de los años su campo de estudio se ha ido deslizando hacia un mayor interés por el sujeto de la acción social.

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Publicado en Francia el pasado año, Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy es un texto que se inscribe en ese interés de Alain Touraine por el actor social que podemos encontrar en Anthony Giddens y en el filósofo alemán Jürgen Habermas. De este último toma su preocupación por el estudio de la comunicación –y ya no de la conciencia– y por encontrar un universalismo de tipo kantiano como componente esencial de la ética de la conducta humana.

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Lo que ha resultado una verdadera e interesante sorpresa en este último libro de Touraine no es tanto su deriva –anunciada ya para un lector atento a su obra– hacia un individualismo metodológico sino la radicalidad de su postura. Para empezar, afirma que el análisis de la realidad social requiere un nuevo paradigma de pensamiento. Si la sociedad se estudiaba hace doscientos años en términos políticos, esto resulta ahora imposible. La revolución industrial y el capitalismo desplazaron, en su opinión, al poder político y se constituyeron en la base de la organización social. Dicho de otro modo, para Alain Touraine las sociedades occidentales pasaron de un paradigma político, en el que las categorías de análisis sociológico eran la paz frente a la guerra o el rey frente a la nación, a otro paradigma económico y social. En este último, las categorías analíticas eran otras, como burguesía y proletariado, sindicatos y patronal, o estratificación y movilidad social. Ahora, en pleno siglo XXI, en realidad lo que se precisa es un análisis “no social” de la realidad social. Dicho análisis re-quiere construir un nuevo paradigma capaz de conceder toda su importancia a los problemas culturales. En el nuevo paradigma las cuestiones culturales cobran tal importancia que el pensamiento de la ciencia social debe organizarse ineludiblemente en torno a ellos.

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Para articular su propuesta, Alain Touraine ha dividido Un nuevo paradigma en dos partes. En la primera, presenta el final de lo social y el conjunto de fenómenos de descomposición social y de resocialización que marcan el transito al siglo XXI. En la segunda, presenta las nociones que están en el núcleo del nuevo paradigma: el sujeto y los derechos culturales. El paso marcado por Alain Touraine parte de su reflexión sobre la globalización vista como una forma extrema de capitalismo que separa la economía de las instituciones sociales y políticas. La primera consecuencia de todo ello es la fragmentación de lo que antes se denominaba la sociedad y el derrumbamiento de las antiguas categorías. La segunda es el triunfo de un individualismo que, además, propician los medios de comunicación y la publicidad.

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En realidad, esta doble preocupación ante el fenómeno de la globalización y la pérdida de lo social a manos de un sujeto que se erige como verdad última es algo que encontramos en distintos pensadores. Es el caso, por poner dos ejemplos, de Vicente Verdú y de Zygmund Bauman. En las dos últimas obras de Verdú se plantea el fin del capitalismo de producción a manos de un sujeto marcado por su afán de consumo y por una desmedida necesidad de satisfacer su individualidad. Por su parte, el polaco Bauman, en Modernidad líquida, muestra cómo las viejas lealtades y las asentadas creencias han pasado de la antigua solidez a un estado líquido que se amolda a cualquier necesidad planteada por el imperio del dinero. En su opinión, se ha creado una élite global desgajada de todo tipo de territorialidad. El poder de esta élite reside en su capacidad para eludir toda responsabilidad social.

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Mientras Zygmund Bauman escribe desde una posición a caballo entre la filosofía y las ciencias sociales, Alain Touraine se ciñe al pensamiento sociológico. Anclado en la sociología, advierte al lector, con mucha razón, de la necesidad de repensar los conceptos y los marcos de pensamiento que se han venido utilizando para estudiar y analizar la sociedad. Términos como clase social, movimiento obrero, flujos de personas o emancipación han de entenderse a la luz del tiempo presente. Un nuevo paradigma es un brillante análisis del cambio social que las sociedades complejas han experimentado a lo largo de las dos últimas décadas. Las condiciones de vida de las instituciones políticas y sociales se han transformado empujadas por un conjunto de nuevas reglas y costumbres que los ciudadanos han tomado como suyas en un espacio de tiempo que asombra a muchos por su brevedad. Y ese cambio requiere, para Touraine, una nueva manera de pensar la sociedad. Valga la redundancia, un nuevo paradigma que, sin duda, aparece cargado de incertidumbre.

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Sin embargo, no todo es pesimismo en Alain Touraine. Sobre el individualismo se eleva el deseo del ser humano de constituirse en actor y sujeto de su propia existencia. Dicho sujeto es capaz de crear instituciones y “reglas de derecho” que sostengan la urdimbre de su propia libertad y de su creatividad. Familia e instituciones educativas constituirían dos ejes básicos sobre los que construir un nuevo dinamismo social, en el que las mujeres habrían de desempeñar un papel crucial, capaz de recomponer lo que el modelo occidental ha destruido.

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La importancia de lo femenino como factor multiplicador de un cambio que alcanza su paradigma en las distintas expresiones de la cultura. Las mujeres disponen, en opinión de Alain Touraine, de una mayor capacidad para entender, propiciar y asimilar los nuevos derechos culturales que reclaman grupos minoritarios como son los inmigrantes o quienes, en razón de sus creencias o sus orientaciones sexuales o políticas, se sienten maltratados o en desventaja.

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En un pensador como Alain Touraine, de formación clásica, quizá extrañe una obra como la que nos ocupa, destinada a mostrar que lo social, elemento clave de la sociología, ha cedido su centralidad a lo cultural. En todo caso, la densa línea argumental de Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy está acompañada por una reflexión innovadora que, desde distintas posiciones, converge con la suya.

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Bernabé SARABIA (27/04/2006)

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contra el fatalismo económico - por pierre bourdieu

Revolución conservadora.
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Debemos reconocer que estamos actualmente en un período de restauración neo-conservadora. Pero esta revolución conservadora asume una forma sin precedentes: no hay, como en tiempos anteriores, ningún intento de invocar un pasado idealizado mediante la exaltación de la tierra, la sangre, y los temas de las antiguas mitologías rurales. Es un nuevo tipo de revolución conservadora que, para justificar su restauración reclama una relación con el progreso, la razón y la ciencia –la economía, en verdad–, y a partir de esto intenta relegar el pensamiento y la acción progresiva a un estatus arcaico. Se erige como patrón de normas para todas las prácticas, y por tanto como norma ideal, el orden del mundo económico librado a su propia lógica: la ley del mercado, la ley del más fuerte. Ratifica y jerarquiza la norma de los llamados mercados financieros, el retorno a un tipo de capitalismo radical que no responde a ninguna ley más que a la máxima ganancia; un capitalismo sin tapujos, desenfrenado, que ha sido llevado hasta el límite de su eficiencia económica por medio de las formas modernas de conducción Management y las técnicas manipuladoras como la investigación de mercado y las propagandas de venta y comercialización. El aspecto engañoso de esta revolución conservadora es que, atrapada por todos los signos de la modernidad, aparentemente no conserva nada de la oscura pastoral de la Selva Negra, tan amada por los revolucionarios de los años 30... Después de todo, viene de Chicago ¿no es así?... Galileo dijo que el mundo natural está escrito en lenguaje matemático. Actualmente, tratan de inventar que el mundo social está escrito en lenguaje económico. Mediante el arma de las matemáticas –y también del poder de los medios– el neoliberalismo se ha transformado en la forma suprema de contraataque conservador, apareciendo durante los últimos treinta años bajo la denominación de "el fin de la ideología" o, mas recientemente, "el fin de la historia".
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Fatalismo economicista.
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Lo que se nos presenta como un horizonte imposible de superar por el pensamiento –el fin de las utopías criticas– no es nada más que un fatalismo economicista, que puede criticarse en los términos empleados por Ernst Bloch en El espíritu de la utopía dirigiéndose al economicismo y fatalismo que pueden encontrarse en el marxismo.
La fechitización de las fuerzas productivas y el fatalismo resultante, se encuentra hoy paradójicamente en los profetas del neoliberalismo y en los sacerdotes del Deutschmark y la estabilidad monetaria. El neoliberalismo es una poderosa teoría económica cuya estricta fuerza simbólica, combinada con el efecto de la teoría, redobla la fuerza de las realidades económicas que supuestamente expresa. Sostiene la filosofía espontanea de los administradores de las grandes multinacionales y de los agentes de la gran finanza, en especial los agentes de Fondos de pensión. Seguida en todo el mundo por políticos nacionales e internacionales, funcionarios oficiales y especialmente por el mundillo de los periodistas tradicionales –todos mas o menos igualmente ignorantes de la teología matemática subyacente– se esta transformando en una creencia universal, en un nuevo evangelio ecuménico. Este evangelio, o más bien la vulgarización gradual que se ha hecho a nombre del liberalismo en todos los lugares, está confeccionada con una colección de palabras mal definidas –"globalización", "flexibilidad", "desrregulación" y otras– que, a través de sus connotaciones liberales e incluso libertarias pueden ayudar a dar la apariencia de un mensaje de libertad y liberación a una ideología que se piensa a si misma como opuesta a toda ideología.
De hecho, esta filosofía tiene y reconoce como su único objetivo la permanente creación de riqueza y, más secretamente, su concentración en manos de una minoría privilegiada, y por lo tanto conduce un combate por cualquier medio, incluso la destrucción del medio ambiente y el sacrificio humano, contra cualquier obstáculo a la maximización de las ganancias. Seguidores del laisser-faire, como Thatcher, Reagan y sus sucesores ponen cuidado en la práctica no del laisser-faire sino, al contrario, en dar mano libre a la lógica de los mercados financieros para llevar adelante una guerra total contra los sindicatos, contra las adquisiciones sociales de los últimos siglos, en una palabra, contra todas las formas de civilización asociadas con el estado social.
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Juzgar por los resultados.
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La política neoliberal puede ser ahora juzgada por sus resultados, que son claros para todos, a pesar de los esfuerzos para probar por medio de trucos estadísticos y trampas groseras que Estados Unidos y Gran Bretaña han alcanzado el pleno empleo. Hay desempleo masivo. Los trabajos que hay son precarios, la permanente inseguridad resultante afecta una creciente proporción de la población, aun en las clases medias. Hay una profunda desmoralización ligada al colapso de la solidaridad elemental, especialmente en la familia y todas las consecuencias de este estado de anomia: delincuencia juvenil, crimen, drogas, alcoholismo, la reaparición en Francia y en otros lugares de movimientos políticos de corte fascista. Y hay una destrucción gradual de las adquisiciones sociales y cualquier defensa de estas es denunciada como conservadurismo pasado de moda. A esto podemos sumar ahora la destrucción de las bases económicas y sociales de las más notables conquistas culturales de la humanidad. La autonomía de la cual gozaban los universos de la producción cultural en relación al mercado, que había crecido continuamente por medio de las luchas de los escritores, artistas y científicos, está cada vez más amenazada. La dominación del "comercio" y de "lo comercial" sobre la literatura aumenta día a día, especialmente por medio de la concentración de la industria de publicidad que está cada vez más sujeta a las restricciones de la ganancia inmediata. Acerca del cine, podemos preguntarnos qué quedará del cine artístico experimental europeo en diez años, a no ser que se haga todo lo posible para proporcionar a los productores de vanguardia los medios de producción y más importante aún, de distribución. Todo esto, sin mencionar los servicios sociales, condenados o a las órdenes directamente interesadas de las burocracias estatales o empresariales o a ser estrangulados económicamente.
Se me preguntará ¿cual fue el papel de los intelectuales en todo esto ? No intentaré hacer un listado –sería muy largo y muy cruel– de todas las formas omisión o, peor aun, de colaboración. No necesito mencionar los argumentos de los así llamados filósofos modernistas y posmodernistas que, no satisfechos con enterrarse a sí mismos en juegos escolásticos, se reducen a la defensa verbal de la razón y el diálogo racional, o peor aun, sugieren una versión supuestamente posmoderna pero realmente radical-chic de la ideología del fin de las ideologías, con toda su condena de las grandes narrativas y una denuncia nihilista de la ciencia.
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Utopismo razonado.
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¿Cómo podremos evitar desmoralizarnos en este entorno más o menos desalentador? ¿Cómo devolveremos la vida y la fortaleza social al "utopismo razonado" del que habla Ernst Bloch refiriéndose a Francis Bacon?. Para empezar ¿cómo debemos entender el significado de esta frase? Otorgándole un riguroso significado a la oposición descrita por Marx entre "sociologismo" (la pura y simple sumisión a las leyes sociales) y "utopismo" ( el desafío audaz de estas leyes), Ernst Bloch describe al "utópico razonable" como quien actúa en virtud de "el pleno conocimiento conciente del curso objetivo", la posibilidad objetiva y real de su "época"; a quien, en otras palabras, "anticipa psicológicamente una posible realidad". El utopismo racional se define como opuesto tanto al "pensamiento ilusorio que siempre ha traído descrédito a la utopía" como a "las trivialidades filisteas preocupadas esencialmente por los hechos". Se opone al "derrotismo ultimatista" –la herejía de un automatismo objetivista, según el que las contradicciones objetivas del mundo serían suficientes en sí mismas para revolucionar el mundo en el cual se dan– y, al mismo tiempo, al "activismo por sí mismo" , puro voluntarismo basado en un exceso de optimismo.
Así que contra este "fatalismo de banquero" que pretende hacernos creer que el mundo no puede ser diferente a lo que es –en otras palabras, totalmente sometido a los intereses y deseos de ellos–, los intelectuales y todos aquellos preocupados por el bienestar de la humanidad tendrán que restablecer un pensamiento utópico con respaldo científico, tanto en sus metas, que deben ser compatibles con las tendencias objetivas, como en sus medios, que también deben ser científicamente examinados. Necesitan trabajar colectivamente en estudios que puedan impulsar proyectos y acciones adecuados a los procesos objetivos que se intenta transformar. El utopismo razonado, como lo he definido, es indiscutiblemente lo más ausente en la Europa actual. La forma de resistir a esta Europa –la que el pensamiento de los banqueros intenta hacernos aceptar a toda costa– no es el rechazo a Europa en sí misma desde una posición nacionalista, como lo hacen algunos, sino levantar un rechazo progresivo a la Europa neoliberal definida por bancos y banqueros. Sirve a sus intereses suponer que cualquier rechazo a la Europa que quieren equivale a un rechazo a cualquier Europa. Pero rechazando a una Europa definida y dominada por los bancos, rechazamos el pensamiento de los banqueros y el proceso que –bajo la cobertura neoliberal– termina haciendo del dinero la medida de todas las cosas, incluido el valor de los hombres y mujeres en el mercado laboral y así en todos los terrenos, en todas las dimensiones de la existencia; un proceso que al establecer la ganancia como criterio único para evaluar la educación, la cultura, el arte, la literatura, nos condena a una prosaica civilización desabrida de "fast food", novelas de aeropuertos y guisos televisivos.
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Resistencia europea.
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La resistencia a la Europa de los banqueros y la previsible restauración conservadora, sólo puede ser europea. Y solamente puede ser europea en el sentido de liberarse de intereses, presunciones, prejuicios y hábitos de pensamiento que son nacionales y aun vagamente nacionalistas, siendo realmente una acción de todos los europeos, en otras palabras, una combinación concertada de intelectuales de todos los países europeos, sindicatos de todos los países europeos, de las más diversas asociaciones de todos los países europeos. Es por esto que la tarea más urgente del momento no es elaborar programas europeos comunes, sino la creación de instituciones –parlamentos, federaciones internacionales, asociaciones europeas de esto y aquello: camioneros, editores, maestros y demás, pero también defensores de árboles, peces, hongos, aire puro, niños y todo lo demás– en el seno de los cuales pueden ser discutidos y elaborados determinados programas europeos. La gente podrá decir que todo esto ya existe, pero yo estoy plenamente seguro de lo contrario, no es preciso más que mirar la actual situación de la federación europea de sindicatos; la única corporación internacional europea que se está construyendo y que posee cierto nivel de efectividad es la de los tecnócratas, contra la cual no tengo nada que decir, en verdad sería el primero en defenderla contra las dudas generalmente estúpidas, nacionalistas o –peor aún– populistas que se ciernen sobre ella. Finalmente, para no dar una respuesta general y abstracta a la pregunta por la cual comencé –sobre el papel de los intelectuales en la construcción de la utopía europea– quisiera decir que contribución espero hacer personalmente a esta inmensa y urgente tarea. Convencido como estoy de que los mayores vacíos de la construcción europea pueden ubicarse en cuatro áreas principales –el estado social y sus funciones; la unificación de los sindicatos; la armonía y modernización de el sistema educativo; y la articulación entre la política económica y la política social– estoy trabajando actualmente, en colaboración con investigadores de diversos países europeos, sobre la concepción y construcción de las estructuras organizativas esenciales para llevar a cabo la investigación comparativa y complementaria necesaria para aportar al utopismo en estas cuestiones su carácter razonado, especialmente, por ejemplo, esclareciendo los obstáculos sociales hacia una europeización real de instituciones tales como estado, sistema educativo y sindicatos.
Un proyecto especialmente querido por mí, se refiere a la articulación entre la política económica y lo que llamamos política social, más precisamente, los efectos sociales y los costos de la política económica. Incluye el intento de encontrar las causas primarias de las diversas formas de la miseria social que aflige a hombres y mujeres de las sociedades europeas, lo que casi siempre nos remite a decisiones económicas. Es una oportunidad para que el sociólogo, a quien corrientemente no se consulta excepto para remendar la vajilla que rompen los economistas, aproveche para recordarnos que la sociología puede y debe jugar un papel inicial en las decisiones políticas que son dejadas cada vez más en manos de los economistas o dictadas de acuerdo a consideraciones económicas muy limitadas. A través de una descripción detallada del sufrimiento causado por las políticas neoliberales –en el mismo sentido que en La Misere du monde (4)– y por medio de sistemáticas referencias cruzadas entre, por un lado, los índices económicos concernientes a la política social de las empresas (ajustes, métodos administrativos, salarios y demás) y, por otro lado, los índices de tipo más evidentemente social (accidentes industriales, enfermedades ocupacionales, alcoholismo, utilización de drogas, suicidio, delincuencia, crimen, violaciones, y demás). Me gustaría plantear la pregunta acerca de los costos sociales de la violencia económica y por lo tanto intentar diseñar las bases para una economía del bienestar que tenga en cuenta todas las cosas que, la gente que dirige la economía y los economistas, excluyen de los cálculos más o menos imaginarios en cuyo nombre pretenden gobernarnos.
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Por lo tanto, para concluir, sólo quiero formular la pregunta que debe estar en el centro de cualquier utopía razonada concerniente a Europa: cómo creamos una Europa realmente europea, una que esté libre de toda dependencia de cualquiera de los imperialismos –comenzando por el imperialismo que afecta la producción y la distribución cultural en particular, vía las restricciones comerciales. Liberada también de todos los residuos nacionales y nacionalistas que aun impiden que Europa acumule, aumente y distribuya todo lo que es más universal en la tradición de todas naciones que la componen. Para terminar con un lugar totalmente concreto del "utopismo" razonado, permítaseme sugerir que esta cuestión, para mí crucial, sea incluida en el programa del Centro Ernst Bloch y el de la organización internacional de "utópicos reflexivos" que en él podría constituirse.
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PIERRE BOURDIEU.

la mundialización por anthony giddens

LA MUNDIALIZACIÓN. (Anthony Giddens).
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Pocos términos hay que usemos con tanta frecuencia pero que de hecho estén tan pobremente conceptualizados como el de globalización (o mundialización). Esa palabra ha aparecido por todas partes pero sin provenir de ninguna en particular. Entonces, ¿qué significa en realidad? Por el momento, son dos las escuelas de pensamiento que se destacan al respecto, desde posiciones opuestas. Por un lado se hallan aquéllos a quienes pudiera llamárseles "hiperglobalizadores" y por el otro están los "escépticos de la globalización".
Se tiende a ligar ideológicamente a los hiperglobalizadores con los negocios. Un buen ejemplo de sus argumentaciones se puede encontrar en las obras de Kenichi Ohmae, tales como The Borderless World (El mundo sin fronteras) y The End of the Nation State (El fin del estado-nación). Desde este punto de vista, la globalización significa expansión del mercado a escala mundial. Este proceso ha avanzado tanto que los estados-nación han perdido la mayor parte del poder que solían tener. Según esta teoría, los problemas de los políticos de todo el mundo están relacionados con esa falta de poder.
De acuerdo con Ohmae y otros autores semejantes, muchas regiones que no son estados-nación se convertirán en núcleos de la nueva economía mundial. Se trata de zonas tales como el Sudeste de China, en la cual se incluye a Hong Kong, o la región de Barcelona-Perpiñán, en la que se intercalan el sur de Francia con el norte de España. Se habla también de un "nuevo feudalismo", noción que está muy ligada a la escuela de hiperglobalización. De hecho, algunos hiperglobalizadores consideran que dentro de 20 años el mundo abarcará tantos como 2 000 estados, o ciudades-estado con sus respectivas zonas adyacentes de influencia.
Este escenario no sería muy probable, pero sí tiene alguna base en lo que sucede actualmente debido a que, hasta cierto punto, es la ideología en boga del sector empresarial transnacional. En el contexto de los negocios a escala mundial, la idea de la globalización no es solamente una noción analítica, sino directamente ideológica, que expresa una cierta orientación hacia el futuro.
Un punto de vista diametralmente opuesto es el que adoptan los "escépticos de la globalización". La obra más prominente al respecto, que se comenta mucho en la actualidad, es la de Paul Hirst y Grahame Thompson Globalization in Question (La globalización en tela de juicio). En opinión de estos autores, si se examinan las estadísticas sobre comercio mundial, se advierte que la globalización se había desarrollado mucho más a la vuelta del siglo que ahora. Ellos advierten que había más comercio mundial en el decenio 1900-1910, y aun en la última parte del siglo XIX, que en la actualidad. Además, aportan muchos otros datos estadísticos para mostrar que la tesis de la globalización es un mito.
Esta tesis tiende a agradarle a la gente de izquierda, porque si se considera que la globalización no es un fenómeno nuevo entonces todo puede seguir igual que antes. El estado de bienestar puede seguir existiendo más o menos intacto, y es posible preservar el aparato tradicional de la democracia social así como un cierto grado del poder económico nacional.
Me gustaría sugerir que tanto el punto de vista de los hiperglobalizadores como el de los escépticos de la globalización están equivocados. Me parece que una conceptualización adecuada de este fenómeno debe diferir de ambos enfoques.
Primero que nada, en mi opinión (contraria a la de los hiperglobalizadores), estamos al principio del proceso de globalización y no al final. Estamos al principio de una sacudida fundamental de la sociedad mundial, que tiene numerosas causas y no una sola. Proviene del impacto de la tecnología sobre los sistemas de mercado a escala mundial, a la vez que de la desaparición de la Unión Soviética y del estilo soviético de comunismo. Estamos al principio de este proceso y todavía no sabemos realmente hacia dónde nos llevará. Creo que el libro reciente de Martin Albrow, The Global Age (La era global), aporta la mejor vía para conceptualizar la situación en que nos hallamos. Este autor dice que somos la primera generación que tiene acceso a una Era Global; y no se trata de una era postmoderna: actualmente sólo hay modernidad, desde mi punto de vista, desde luego.
En segundo lugar, contrariamente a lo que piensan los escépticos de la globalización, yo diría que esta última es el conjunto de cambios de mayor trascendencia que están sucediendo actualmente en el mundo. No ha avanzado tanto como dicen los hiperglobalizadores, ni lo impulsan puramente los imperativos económicos del mercado, pero de todos modos es el fenómeno más importante de nuestro tiempo. La mundialización no debe entenderse tan sólo como un concepto económico ni como un simple desarrollo del sistema mundial o como un desarrollo puramente de instituciones mundiales a gran escala. Yo la llamaría "acción a distancia": se refiere al efecto impresionante y cada vez mayor que tienen en nuestras vidas las acciones que se llevan a cabo en lugares distantes. El concepto describe la creciente interpenetración que hay entre la vida a nivel individual y las opciones futuras de dimensión mundial, algo que creo es relativamente nuevo en la historia. En este sentido, yo tomaría la globalización como un fenómeno que sucede "aquí en la cercanía de lo nuestro", al igual que "allá en la lejanía del exterior". Se refiere a uno mismo (los cambios en nuestra vida personal y ciertamente los cambios en los ámbitos locales), tanto como acerca de los sistemas mundiales."
La mundialización o globalización no es un simple conjunto de procesos, ni tampoco va en una sola dirección. En algunos casos genera solidaridades y en otros las destruye. Tiene consecuencias muy distintas según sea la ubicación geográfica mundial de que se trate. En otras palabras, es un proceso sumamente contradictorio. No se refiere solamente a la fragmentación social: Yo lo veo más bien como una sacudida de las instituciones en la cual se generan algunas formas nuevas de integración que coexisten con formas nuevas de fragmentación.
En tercer lugar, y ciertamente contrario a los escépticos de la globalización, me parece que la fase actual de este proceso no es solamente una extensión de las fases anteriores de la expansión del mundo occidental. Yo consideraría la fase actual de globalización como algo que empezó apenas hace 30 años, cuando se estableció el primer sistema de comunicación a escala mundial. En consecuencia, se crearon nuevos mecanismos económicos como el mercado mundial de dinero, por ejemplo, disponible las 24 horas del día y que tanto afecta nuestras vidas. Pero con la comunicación mundial instantánea se alteró también el propio tejido de la vida social. Cuando vivimos en un mundo en el que las imágenes de los sistemas de comunicación de masas son transmitidas por todo el planeta, esto hace que cambie la noción de quiénes somos y cómo vivimos.
Aunque los procesos actuales de mundialización reflejan todavía una extensión del dominio occidental, están mucho menos centralizados que en el pasado. Desde luego, tenemos el surgimiento de nuevos centros de poder en la Cuenca del Pacífico, pero también en otros lugares. Si se puede decir que el Occidente controló las primeras fases de la mundialización, la fase actual se distingue porque nadie la controla.
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ANTHONY GIDDENS.

el tiempo - maría zambrano

El tiempo, pues, constituye la posibilidad de vivir humanamente; de vivir. Ya que el vivir no es lo mismo que la vida. La vida es dada, mas es un don que exige de quien la recibe el vivirla, y al hombre de una especial manera.
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Vivir humanamente es una acción y no un simple deslizarse en la vida y por ella. Es lo que, según Ortega y Gasset, distingue al hombre de los demás seres vivos que conocemos. El hombre ha de hacerse su propia vida a diferencia de la planta y del animal que la encuentran ya hecha y que sólo tienen que deslizarse por ella, al modo de cómo el astro recorre su órbita —dormido—, dice. Es indudable.
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(Tomado de «El tiempo», en El sueño creador)
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© Instituto Cervantes (España), document (10 Set 2007). Reservados todos los derechos.
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(pesquisado em Out /2005 - 1.ª edição na primeira versão do blogue "doutamente", por mt, em Out 2005; clicar no título para aceder ao documento original)
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A Crise, o Plano dos EUA e... os paradoxos da nossa sociedade?

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"Pay and bonus deals equivalent to 10% of US government bail-out package"

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OU SEJA

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As remunerações (salários e prémios de trabalho) dos altos trabalhadores financeiros de Wall Street correspondem a 10% do pacote-reforço para minorar a crise financeira, previsto pelos Estados Unidos - o que não é de espantar, creio, tendo em conta o mundo em que vivemos até agora, certo?

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Querem saber mais pormenores e argumentos?

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Leiam no "The Guardian" de Sábado, 18 Outubro, num artigo de Simon Bowers (ou cliquem no título para aceder a link para o artigo).

«mapa da fome no mundo (1998-2000)»: espantoso!

Desigualdades Sociais em Relatório da OIT/2008

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"De acordo com o Relatório da OIT, World of Work Report 2008: Income Inequalities in the Age of Financial Globalization, apesar do forte crescimento da economia ter produzido milhões de empregos desde os anos 90, continuam a verificar-se desigualdades nos rendimentos na maior parte das regiões do mundo e estima-se que esta situação se continue a verificar, devido à crise financeira mundial." in Escritório da OIT em Lisboa;
(clicar no título para aceder ao Relatório - pdf).

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(pesquisado a 18 out /2008 - 1.ª edição na primeira versão de 2005 do blogue "doutamente", por mt, a 18 Out/2008)
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teoria das cordas (outra lição)

teoria das cordas - 1.ª parte

teoria das cordas - 2.ª parte

a crise muito bem explicada...

The Last Laugh - George Parr - Subprime - subtitulos
Enviado por erioluk

Categorias do Tempo em Benveniste, por Annamaria Palacios

Categorias de tempo em Émile Benveniste e pressupostos discursivos da publicidade contemporânea em anúncios de cosméticos, Annamaria da Rocha Jatobá Palacios[1] - Universidade Federal da Bahia
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Introdução

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Este texto tem por objetivo apresentar três categorias de tempo (“físico do mundo”, “crônico” e “lingüístico”) desenvolvidas pelo lingüista francês Émile Benveniste, ao mesmo tempo em que procura articulá-las com características discursivas da publicidade contemporânea[2]. As categorias temporais e características discursivas da publicidade são tomadas como referenciais para apreciações de anúncios publicitários de cosméticos em revistas femininas brasileiras[3], publicadas durante a década de 90.
Dentre as três categorias de expressão do tempo desenvolvidas pelo linguísta francês, a noção de tempo linguístico terá uma particular ênfase, neste trabalho, uma vez que caracteriza o tempo específico da língua, organicamente ligado ao exercício da fala, definido e organizado como função do discurso, dentro de um sistema temporal bem mais amplo e complexo.
A noção de tempo lingüístico desenvolvida por Benveniste (1989) aponta para o estabelecimento do tempo do presente (referindo-se ao tempo verbal do presente do indicativo), inserindo-o como um tempo que se posiciona enquanto “ponto central”, a referenciar as demais temporalidades relacionadas com o tempo do passado e o tempo do futuro, no ato lingüístico. No entender do autor, o estabelecimento deste eixo temporal na língua termina por nortear a experiência de vida dos que a falam.
De acordo com Benveniste (1989), o presente lingüístico é o fundamento das oposições temporais da língua, uma vez que o presente constitui a linha de separação entre dois outros momentos engendrados por ele e que são igualmente inerentes ao exercício da fala: o momento em que o acontecimento não é mais contemporâneo do discurso, deixa de ser presente e deve ser evocado pela memória, e o momento em que o acontecimento ainda não é presente, virá a sê-lo, e se manifesta em prospecção.
Segundo o autor, há uma diferença de natureza entre a temporalidade retrospectiva, que pode assumir várias distâncias no passado de nossa vivência, e a temporalidade prospectiva, que não entra no campo de nossa experiência e não se temporaliza senão enquanto previsão dela. Conclui que a língua coloca em relevo uma dissimetria que está na natureza desigual da experiência.
Se o tempo do presente se traduz como eixo primordial da temporalidade na língua a ordenar a experiência humana, nos enunciados publicitários de cosméticos, o tempo do presente parece apontar para uma referência semelhante à descrição estabelecida pelo lingüista, quando, no momento do ato da leitura do anúncio, procura chamar a atenção da leitora para a necessidade de cuidar de si, por meio de um produto que parece ter sido fabricado unicamente para ela.[4]
Esta estratégia discursiva parece confirmar que, tomada a tríade de passado, presente e futuro, estruturada como eixo temporal a ordenar socialmente a temporalidade humana, os anúncios de cosméticos dão particular ênfase à temporalidade do presente, marcada pelo instante em que se realiza o “ato da leitura” do anúncio, que, igualmente, deve representar também o momento presente na vida da leitora.
Ancorada na temporalidade do presente esta estratégia discursiva também não evoca literalmente o passado com a orientação de que deve ser revivido; apenas o resgata enquanto “lembrança simbólica” de que esta mulher “foi” jovem, e que “deve” permanecer jovem, hoje, e em dias futuros.
É importante reiterar que as alusões temporais, nos enunciados de cosméticos, são marcadas pelo indicativo de “controle do tempo” e convertem-se em advertências às
consumidoras acerca da necessidade de preservar a juventude da pele do rosto e do corpo. Um dos argumentos mais fortes a fundamentar esta “necessidade” (inclusive, no anúncio, ela passa a ser “premente”), constitui-se no apelo para que a mulher desperte “desde já” para a importância de cuidar de sua pele, por meio de um produto cosmético, com a finalidade de conservá-la sempre jovem:
“A melhor idade para começar a usar um antiidade é a que você tem hoje” (Renew fórmula C, Avon);[5]

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“O compromisso com sua pele não pode ser adiado para amanhã” (Renew fórmula C, Avon);[6]

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“Hoje você é uma uva. Mas cuidado: uva passa”. Você precisa usar Pegolia porque a unica coisa da uva que melhora com o tempo é o vinho” (Pegolia, Anna Pegova).[7]

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As advertências para que o cuidado com a pele seja tomado o mais rápido possível, parecem baseadas na convicção (derivada da própria experiência com a passagem da vida) de que “são irreversíveis os estragos que o passar do tempo causa à aparência física”. Obviamente que, recorrendo-se a práticas mais pontuais, como as cirúrgicas, estes traços perdem um pouco o seu caráter de irreversibilidade.
Este texto foi estruturado por meio de uma divisão que corresponde, numa primeira parte, a uma breve apresentação do pensamento de Émile Benveniste, a partir do argumento de que “todas as línguas têm em comum certas categorias de expressão que respondem a um modelo constante”[8]. O autor destaca as categorias de pessoa e de tempo. Em nossas análises, comparecem os fundamentos relacionados com as formas lingüísticas que exprimem o tempo.
Em seguida, e em consonância com o pensamento deste autor, destacamos a categoria do tempo lingüístico, analisada pelo lingüista como o tempo próprio da língua, organicamente ligado a ela, que se coloca como função do discurso.
À parte final, desenvolvemos breves análises baseadas em premissas discursivas da publicidade contemporânea de cosméticos e relações que estabelece com as categorias temporais apontadas por Benveniste.

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Categorias temporais

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Émile Benveniste inicia o capítulo “A Linguagem e Experiência Humana” (1989) argumentando que todas as línguas possuem em comum certas categorias de expressão que correspondem a um modelo constante.Em seguida, afirma que “as formas que revestem estas categorias são registradas e inventoriadas nas descrições, mas suas funções não aparecem claramente senão quando se as estuda no exercício da linguagem e na produção do discurso” [9].
O autor classifica as categorias anteriormente apontadas, como de pessoa e de tempo. Segundo Benvensite, elas se constituem como modalidades elementares, independentes de toda determinação cultural, e através delas visualizamos a experiência subjetiva dos sujeitos que se colocam e se situam na e pela linguagem [10].
Para Benveniste, de todas as formas lingüísticas reveladoras da experiência subjetiva, nenhuma é tão rica quanto aquelas que exprimem o tempo, nenhuma delas é também tão difícil de analisar em virtude da persistência das idéias pré-concebidas, das ilusões do “bom senso” (“bon sens”) e das armadilhas do psicologismo.
O autor admite que o termo tempo recobre representações muito diferentes, que são muitas as maneiras de colocar o encadeamento das coisas e que ele quer dar a conhecer, mostrar, provar, sobretudo, que a língua conceptualiza o tempo de modo totalmente diferente da reflexão.
Benveniste defende que a expressão do tempo é compatível com todos os tipos de expressão lingüística. Adverte que existe uma propensão geral, embora a considere natural, para entendermos que o sistema temporal de uma língua reproduz a natureza do tempo “objetivo”[11], por ser tão forte a nossa propensão a ver na língua o decalque da realidade.
Afirma que as línguas nos oferecem de fato construções diversas do real, e é talvez justamente no modo pelo qual elaboram um sistema temporal complexo que elas são divergentes. Recomenda que precisamos nos perguntar a que nível de expressão lingüística podemos atingir a noção de tempo que informa necessariamente todas as línguas, para em seguida, perguntarmos como se caracteriza esta noção.
Para o lingüista (1974;70) há com efeito o tempo lingüístico (“temps spécifique de la langue”), porém antes de chegar ao nível da expressão linguística, é necessário “transpor”, ou “atravessar”, duas etapas e reconhecer, sucessivamente, a fim de “desembaraçálas”(“dégager”), duas noções distintas do tempo: tempo físico do mundo (“temps physique du monde”) e tempo crônico(“temps chronique”).
Benveniste define o tempo físico do mundo como sendo infinito, linear, segmentável à vontade, tendo por correlato no homem uma duração infinitamente variável, que cada indivíduo mede pelo grau de suas emoções e pelo ritmo de sua vida interior. Do tempo físico e de seu correlato psíquico, surge a categoria do tempo crônico, que o autor define como sendo o tempo dos acontecimentos, que engloba também nossa própria vida, enquanto sequência de acontecimentos.
Para ele, nosso tempo vivido corre sem fim e sem retorno e esta se constitui numa experiência comum, pois não reencontramos jamais nossa infância, nem o ontem, nem o instante que acaba de passar. Nossa vida tem pontos de referência que situamos exatamente numa escala reconhecida por todos e aos quais ligamos nosso passado imediato ou longínquo.
Aqui aparece a tríade temporal de presente, passado e futuro. Vejamos como a reconhece o autor:

“(...) podemos lançar o nosso olhar sobre os acontecimentos realizados, percorrê-los em duas direções, do passado ao presente ou do presente ao passado. Nossa própria vida faz parte destes acontecimentos, que nossa visão percorre numa direção ou em outra. Neste sentido, o tempo crônico, congelado na história, admite uma consideração bidirecional, enquanto nossa vida vivida corre num único sentido”[12].

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Neste processo bidirecional de olharmos os fatos, surge a noção de acontecimento. No tempo crônico, este que nós chamamos “tempo”, está a continuidade na qual se dispõem em série estes blocos distintos que são os acontecimentos. Porque os acontecimentos não são o tempo, eles estão no tempo. Para Benveniste, tudo está no tempo, exceto o próprio tempo.
Afirma que em todas as formas de cultura humana e em todas as épocas, constatamos, de uma maneira ou de outra, um esforço para objetivar o tempo crônico. É esta uma condição necessária da vida das sociedades e da vida dos indivíduos em sociedade. Este tempo socializado, destacado pelo autor, seria o calendário.
Todas as sociedades humanas instituíram um cômputo, ou uma divisão do tempo crônico, baseada na recorrência de fenômenos naturais: alternância do dia e da noite, duração entre uma colheita e outra, trajeto visível do sol, fases da lua, movimento das marés, estações do clima e da vegetação, etc.
Os calendários, para o autor, possuem traços comuns que indicam a que condições necessárias eles devem responder. A primeira condição é a que o autor denomina de estativa: um acontecimento muito importante que é admitido como dando às coisas uma nova direção, como exemplos, o nascimento de Cristo, que inicia o calendário ocidental cristão, e a fuga de Maomé de Meca para Medina, em 622 d.C., que marca o início do calendário islâmico. Desta primeira condição denominada estativa, decorre a segunda condição que é a diretiva: ela se enuncia pelos termos opostos “antes.../ depois...”, relativamente ao eixo de referência.
Uma terceira condição denomina-se mensurativa e ocorre a partir da fixação de um repertório de unidades de medida que servem para denominar os intervalos constantes entre as recorrências de fenômenos cósmicos. Assim, o intervalo entre a aparição e o desaparecimento do sol em dois pontos diferentes do horizonte será o “dia”; o intervalo entre duas conjunções da lua e do sol será o “mês” e assim sucessivamente, agrupandose semana, quinzena, trimestre, ano, século; ou através de critérios de divisão, estabelecendo as horas, minutos, segundos...
Estas seriam as caraterísticas do tempo crônico, que segundo o autor, fundamentam a vida das sociedades. Ou seja, a partir do eixo estativo, os acontecimentos são dispostos segundo uma ou outra visada diretiva, ou anteriormente (para trás), ou posteriormente (para frente) em relação a este eixo e eles são alojados em uma divisão que permite medir sua distância do eixo: tantos anos antes ou tantos anos depois do eixo, depois de tal mês e de tal dia do ano em questão.
Este eixo de referência não pode ser mudado aleatoriamente, uma vez que é marcado por algo que realmente[13] aconteceu no mundo e não apenas por uma convenção revogável. Os intervalos são constantes de um lado e do outro do eixo. Justifica o autor que, se este sistema não fosse imutável, ou seja, se os anos mudassem com os dias, ou se cada um de nós os contasse à sua maneira, nenhum discurso sensato poderia ser mantido sobre nada e a história inteira falaria a linguagem da loucura.
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Tempo linguístico

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Após destacar as modalidades de tempo físico do mundo e tempo crônico, Benveniste as aproxima da categoria de tempo linguístico associada com a produção do discurso. Destaca que, “uma coisa é situar um acontecimento no tempo crônico, outra coisa é inseri-lo no tempo da língua. É pela língua que se manifesta a experiência humana do tempo, e o tempo linguístico manifesta-se irredutível igualmente ao tempo crônico e ao tempo físico”[14].
O tempo linguístico tem seu centro no presente da instância da fala. Cada vez que um locutor emprega a forma gramatical do “presente”, ou seu equivalente, ele situa o acontecimento como contemporâneo da instância do discurso que o menciona. Benveniste conclui que, na realidade, a linguagem não dispõe senão de uma única expressão temporal, o presente, e que este é assinalado pela coincidência do acontecimento e do discurso.
O autor observa que a língua deve, por necessidade, ordenar o tempo a partir de um eixo, e este é sempre e somente a instância do discurso. O presente é usado como uma linha de separação entre o que não é mais presente e o que vai sê-lo. De acordo com o autor, estas duas referências não se relacionam ao tempo, mas às visões sobre o tempo, projetadas para trás e para frente. Segundo o linguista, esta parece ser a experiência fundamental do tempo, de que todas as línguas dão testemunho à sua maneira.
Benveniste chama a atenção para o fato de como a temporalidade se insere no processo da comunicação. Reafirma que a condição de intersubjetividade é que torna possível a comunicação lingüística. Destaca a especificidade do tempo lingüístico em relação ao tempo crônico, afirmando que o tempo lingüístico comporta suas próprias divisões e sua própria ordem, e tanto esta (a ordem), quanto aquelas (as divisões) são independentes do tempo crônico.

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(Para conhecer a análise dos anúncios, cf. a restante parte deste artigo In http://www.bocc.ubi.pt/)

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[1] Professora do quadro permanente da Faculdade de Comunicação(Facom) da Universidade Federal da Bahia (UFBA), Brasil.Doutoranda do Programa de Pós-Graduação em Comunicação e Cultura Contemporâneas da Facom/UFBA. Atualmente, desenvolve estágio doutoral (“Sanduíche”) no Departamento de Línguas e Culturas da Universidade de Aveiro/Portugal, subvencionado pelo CNPQ (Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico), órgão do Ministério da Ciência e Tecnologia, Brasil
[2] Este texto é parte de minha investigação doutoral, elaborado durante o período de Estágio Doutoral “Sanduíche” (de março de 2002 a março de 2003 e com apoio do CNPQ/Brasil) realizado no Departamento de Línguas e Culturas da Universidade de Aveiro, sob orientação da Profa. Dra. Rosa Lídia Coimbra.
[3] Os 17 anúncios analisados neste texto inserem-se no corpus de minha pesquisa doutoral. Fazem parte de um sub- grupo, caracterizado por anúncios cujas marcas lingüísticas estão literalmente associadas ao tempo e suas simbologias sociais. Entretanto, o corpus da pesquisa compreende, aproximadamente, 250 anúncios extraídos de três revistas femininas (Cláudia, Marie Claire e Elle), no período de uma década (janeiro de 1990 a dezembro de 1999), tendo sido coletado e selecionado pela autora em viagem de trabalho de campo, às Editoras Globo e Abril, na cidade de São Paulo, em outubro de 2001.
[4] Nos enunciados de cosméticos, o tratamento dispensado às leitoras, por meio do pronome pessoal você faz parecer que a relação entre eles (os sujeitos comunicantes e os destinatários >leitora da revista> potencial consumidora) seja permeada pela sensação de intimidade, de proximidade. Estes aspectos que caracterizam, e terminam por articularizar, o universo discursivo da publicidade de cosmétiocs, foram contemplados por nós em texto intitulado “Breves articulações entre noções da Análise de Discurso e pressupostos teóricos da publicidade, em análise de anúncio” apresentado em Conferência Pública no Departamento de Línguas e Cultura da Univer-sidade de Aveiro, em maio de 2002. Entretanto, podem ser aprofundados por meio do texto “Subjetividade, Argumentação, Polifonia – a propaganda da Petrobrás”, de Helena Nagamine Brandão (São Paulo: Imprensa Oficial do Estado/ Editora da Universidade Estadual Paulista, 1998).
[5] Elle, dezembro de 1997.
[6] Marie Claire, dezembro de 1996.
[7] Marie Claire, junho de 1996.
[8] (1974;67)
[9] (1989;66)
[10] (1974;67)
[11] À página 69, do texto “Problèmes de Lingusitique Générale” (Paris: Éditions Gallimard, 1974) Benveniste destaca a palavra entre aspas (“objectif”).
[12] (1989;71)
[13] Ou pode ser “socialmente” aceito como tendo acontecido.
[14] (1989;74)

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(pesquisado em 5 junho /2005 - 1.ª edição na primeira versão do blogue "doutamente", por mt, a 5 junho/2005)
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La otra historia... César González Mínguez (1993)

MÍNGUEZ (Ed.), César González (1993), La otra Historia, Sociedad, Cultura y Mentalidades, Bilbao, Universidad del País Vasco, Servicio Editorial / Euskal Herriko Unibertsitatea, Argitarapen Zerbitzua, 1ª. ed., 118 p.
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MINGUEZ, Cesar GONZALEZ, «Sobre Arte, Literatura e Historia de las Mentalidades» in MINGUEZ (Ed..) (1993): 15 - 23.
« Hace ya casi dos décadas que Jacques Le Goff, con enorme agudeza, déjó planteados los problemas esenciales que afectaban a este nuevo ámbito temático: "...para el historiador de hoy, mentalidad es aún algo nuevo y ya envilecido. (...) Mientras se trate aún de un frente pionero, de un terreno por roturar, uno se pregunta si la expresión encubre una realidad científica, si oculta una coherencia conceptual, si es epistemológicamente operativa. Atrapada por la moda, parece ya pasada de moda? Hay que ayudarla a ser o a desaparecer?"» (p.21)
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« Y desde luego, la revalorización que de la mano de la Historia de las Mentalidades se ha dado a la iconografía, a las fuentes narrativas, a la literatura en general, y a la arqueología, por ejemplo, como medios imprescindibles para conocer la vida de los hombres de otros tiempos constituye un avance del que ya no se podrá prescindir.» (subl. n.).(p.22)
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«La materia prima siempre ha sido la misma, es decir, la amplísima gama de fuentes históricas, pero las destilaciones a que se la ha sometido, variables en cada época y por parte de cada historiador, ha dado lugar a productos bien diferentes y en constante proceso de depuración, Historia Política, Historia de las Instituciones, Historia Militar, Historia Económica, Historia Social... y, por último, Historia de las Mentalidades. ?Acaso es conveniente enfrentar cada una de estas especialidades en una mútua y permanente descalificación? Con urgencia se hace necesario huir de cualquier desprecio o vejación hacia el colega que no practica la Historia desde idénticos principios o perspectivas a los de uno mismo. Los pretendidos monopolios de la verdad, que algunos historiadores utilizan o dispensan con fervor sacramental, llevan un germen de intolerancia que poco beneficia al progreso de la ciencia.»
« Si algún sentido conserva todavía la Historia sin más, sin ningún tipo de calificación restrictiva, es la de ser un saber integrador, en el que caben todos los análisis de las múltiples facetas que presenta la realidad histórica, es decir, la acción del hombre a través de los tiempos.» (pp.22-23).
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(pesquisado em 5 junho /2005 - 1.ª edição na primeira versão do blogue "doutamente", por mt, a 5 junho/2005)
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HISTÓRIA ORAL: UMA SÍNTESE REFLEXIVA, emilio sarde neto

Em Usos e Abusos da História Oral Philippe Joutard faz um Balanço sistemático de diversas pesquisas em História Oral, procurando mostrar as progressivas mudanças da prática da História Oral em toda sua complexidade.

Desde os tempos mais remotos grupos utilizaram o método Oral para passagem de suas tradições culturais, mas com o advento da cientificidade a partir do século XVII, o testemunho oral vai perdendo gradativamente relevância nos meios científicos, e perde sua importância primordial, a veracidade.

Em países de antiga tradição escrita a re-introdução da fonte oral, na metade do século XX, como instrumento de pesquisa não é bem recebido pelos historiadores. A marginalização, o confronto entre o Oral e o Escrito, a originalidade de ambos os textos divide os historiadores. Duas são as correntes que desde o início dividem a História Oral, a primeira é vinculada as ciências políticas voltadas para as elites e os notáveis, a segunda encontra-se nas fronteiras da antropologia voltando seus auspícios para os “individuos despossuidos de história”. Disciplinas como a sociologia e lingüística também utilizam métodos de oralidade em suas pesquisas.

Na primeira metade do século XX, mais especificamente nos anos 50 surge nos Estados Unidos o primeiro grupo de historiadores que utilizam o método oral. Tinham como objetivo reunir materiais para os biógrafos vindouros, dando suporte para as ciências políticas e conseqüentemente abraçando ideais notáveis. Trabalhos estes pobres de reflexão metodológica e análise crítica.

Na Itália, próximos de partidos de esquerda, sociólogos e antropólogos são os precursores da Segunda forma de História Oral. Surgida em meados da década de 60, utilizaram o método oral de pesquisa na reconstituição da cultura popular.

Agora não se trata mais de simples complementação de materiais escritos e sim do outro lado da moeda, de uma outra história que da voz aos “povos sem história”, os vencidos, os operários, negros, índios, mulheres os marginais. Está à margem da academia se pretende militante.(Phillip Joutarde.Apud. Usos e Abusos da História Oral, 1996: 45.).

É praticada por intelectuais de todas as matizes, ou simplesmente lideres comunitários.

Prega o não conformismo sistemático, e radicalmente conclui-se que é uma história alternativa, em relação não só a história acadêmica, mas a todas as construções historiográficas baseadas no escrito.

O XIV Congresso Internacional de Ciências Históricas de São Francisco realizado em 1975, contou com uma mesa redonda intitulada “A História Oral como uma nova metodologia para pesquisa histórica” muito impressionou os congressistas dando origem ao ponto de partida do que pode ser considerado como o Terceiro ciclo da História Oral.

Começa então a manifestação da tendência historiográfica da História Oral. Na Itália incorpora-se em projetos de exposição fonográfica, que impulsiona verdadeiros manifestos sobre a história oral como meio de estudar as classes populares. Foram criadas revistas como a Fonte Orali, que durou até 1987, reuniu antropólogos e historiadores interessados nas tradições populares.

Na França, foram instituídos projetos coletivos como a criação da Associação Francesa de Arquivos Sonoros, e em 1980 o primeiro encontro francês de pesquisadores orais.

Na América Latina manifestam-se as duas tendências, a criação da Fundação Getúlio Vargas. Em Costa Rica em 1976 é organizado o primeiro concurso nacional de autobiografias de camponeses patrocinada pela Escola de Planejamento e Promoção Social da Universidade Nacional. Mais tarde tenta-se fazer uma reconstituição histórica pré-colombiana, fazendo a população ameríndia narrar sua própria história. Bolívia, Nicarágua e Equador, pesquisas são realizadas sobre o mundo camponês. Na Argentina os projetos orais multiplicam-se com o restabelecimento da democracia em 1983.

Um pouco mais tarde a Espanha recupera seu atraso com muitos projetos colóquios e seminários que se espalham por todo o território espanhol.

No Japão em 1986, simpósios e debates historiográficos destacam a necessidade da História Oral em particular para colher depoimentos sobre a Segunda Guerra Mundial.

Uma verdadeira comunidade de história oral caracteriza os anos de 1980, pela sua infinidade de colóquios internacionais, época em que cresceu a necessidade de promover programas de história oral para enriquecer museus, arquivos e universidades.

Países como a Itália e França tornaram a pesquisa oral um meio pedagógico eficaz para o desenvolvimento das aulas de história motivação do corpo discente.

O terceiro ciclo de história oral foi um período de reflexões metodológicas e epistemológicas, que sufoca a idéia ignorante de que a entrevista pudesse atingir a realidade, fazendo com que inclusive houvesse uma maior profissionalização no que diz respeito aos projetos de história oral e sua profissionalização. Ressaltando que a difusão do gravador muitas vezes resulta em operações mal preparadas comprometedoras de resultados da história oral, pois fornece argumentos aos seus detratores.

A década de 1990 marca o advento do que pode chamar-se de quarta geração, que estariam envoltos em um mundo de imagens som e oralidade influenciada nos Estados Unidos pelos movimentos críticos pós-modernistas, década de 1960, traduzidos na valorização da subjetividade, o que seria para muitos, conseqüência ou mesmo finalidade da história oral. Os gravadores vão sendo gradativamente substituídos pela câmara de vídeo, que permite uma maior complexidade dos fatos históricos agora presenciados.

A história de vida como uma completa e coerente narrativa de vida não existe na natureza, ela é um produto substancial da ciência social. A entrevista subentende, realça a autoridade e a autociência do narrador, podendo levantar questões sobre aspectos da experiência do relator o respeito dos quais ele nunca fez menção ou pensou seriamente.

O narrador tende a lutar pela maior dicção possível, haverá tentativas de reparo à conversa, correções repetições incrementadas de acabamento entre muitas outras tentativas de chegar a um melhor resultado do trabalho final.

A tarefa do historiador “oral” é escrever de tal modo que os leitores certifiquem-se das origens orais do texto que estão lendo.

O pesquisador de campo não está no campo para falar mas para ouvir e nunca expressar idéias próprias complicadas, que turvassem os relatos dos locutores. A ficção de não interferência transforma o diálogo em dois monólogos: os informantes fornecem um monólogo de fatos brutos enquanto os historiadores e antropólogos supririam um monólogo de idéias sofisticadas que o informante nunca ouvira a respeito.

Quanto menos os historiadores revelam sobre sua identidade e pensamentos, mais se torna possível de os informantes se inclinarem em testemunhos amplos e seguros, e se apegarem às mais superficiais camadas de sua consciência e os aspectos superficiais e mais públicos de sua cultura.(Portelli. Apud. Projeto História 22, 2001: 22.).

Um entrevistador com habilidade pode induzir o narrador a abrir e revelar camadas menos facilmente acessíveis de conhecimento pessoal crença e experiência. No trabalho acadêmico o historiador se manifesta através das fontes, repetindo as suas palavras para marcar uma situação, e usando sua textualidade artificial para ampliar a autoridade do discurso histórico.

Uma história de vida em profundidade uma coleção de entrevistas um ensaio interpretativo em período histórico, todos são história oral, mas não são a mesma coisa, elas assinalam a existência de muitos gêneros diferentes com muitas estratégias retóricas diversas. A um jogo de mistura onde existe uma mistura de autobiografias, psicanálise, historiografia, história social, literatura constituindo-se em gênero novo.

A maneira como as vozes do narrador são incluídas no livro do historiador também depende se o efeito que o livro busca é de factualidade material, ou se o valor estético de uma história boa inventada ou não é tomada como sinal de subjetividade cultural ou individual e se o historiador pretende convencer o leitor de algumas revelações estéticas ou prazeres experimentados ao ouvir história oral.

Não é necessário o depoimento oral para saber um fato cronológico geral, porém aprende-se muito se ouvirmos o depoimento como representação política ritual, significado de uma experiência histórica, baseada na materialização de uma duplicação metafórica.

O entendimento de duplicidade metafórica depende da maneira como é ouvida e a forma de ouvi-la e interpreta-la é que indicará sua representação na escrita. O modo que levará os leitores ao entendimento textual dependera largamente da decisão do historiador em transcrevê-lo, respectivamente, como prosa linear, verso, epígrafe. A escolha dos gêneros na complexidade oral é na transcrição um sinal das responsabilidades dos historiadores.

O aumento considerável das curiosidades do historiador fez com que a aceitação da história oral pela história universitária progredisse consideravelmente nos últimos vinte e quatro anos. Apesar dos defeitos distorções e os esquecimentos que são atribuídos à memória não se devendo esquecer que a memória é também constitutiva da identidade pessoal e coletiva, tema caro a etnologia, mas que interessa igualmente aos historiadores orais.

É nítida a projeção do historiador nas pesquisas históricas, fato este que o historiador oral percebe com muito mais sensibilidade, pré supõe-se que a qualidade da entrevista depende também do envolvimento do entrevistador, e este obtém, em muitos casos melhores resultados quando levam em conta suas visões particulares.

A banalização da história oral está longe para acontecer, a multiplicação dos acervos fonográficos nos arquivos e museus, as várias reflexões metodológicas ligadas às disciplinas afins. Tal método é imprescindível para o dialogo com os diversos projetos que se encontram em impasses e buscam na fonte oral um meio para resolvê-lo, arquivistas e museólogos interessados em completar suas documentações, pedagogos, jornalistas, diversas instituições territoriais ou grupos em busca de identidades. E o enfrentamento das situações históricas extremas que acarretam profundas modificações traumáticas da memória.

Para muitos profissionais da história, a história oral substituirá a escrita e a racionalidade, mas esquece-se que a oralidade é a gênese da escrita. As fontes orais e escritas possuem em comum características autônomas e funções especificas que somente ambas separadamente podem preencher. Requerem instrumentos interpretativos diferentes e específicos, tornando estas fontes meros suportes para fontes tradicionais escritas.

A transcrição transforma fonte auditiva em visuais, fatalmente modificando as interpretações. Eis uma razão para desmerecer os novos e mais fechados métodos de transcrição “a expequitativa da transcrição substituir o teipe para propósitos científicos é equivalente a fazer críticas de arte em reprodução ou crítica literária em traduções. A mais literal tradução é dificilmente a melhor, e uma tradução sempre implica certa quantidade de invenção. O mesmo pode ser verdade para a transcrição de fontes orais.” ( Portelli.Apud.Projeto História 14, 1997: 34.).

Várias são as teorias de história oral, que de fato são teorias de história social como um todo. Os tons político do discurso popular carregam implícitos significados e conotações sociais irreproduzíveis na escrita. Para tornar o texto legível ou entendível, acrescentam-se pontuações e regras gramaticais que raramente coincide com o ritmo seguido pelo sujeito falante, terminando assim por confinar o discurso de regras não necessariamente seguidas por ele. O ritmo narrativo é modificado quando em relação à matéria em discursão, perceptível somente se ouve, não se lê. Pois as mudanças são normas do discurso enquanto que a regularidade são as normas da escrita. Tais modificações revelam as emoções do narrador sua participação na história e a forma no qual foi afetado pela história.“eles podem ser pobres em vocabulário, mas sempre mais ricos em variações de matizes, volume e entonação que os oradores da classe média, os quais aprendem a imitar no discurso a monotonia da escrita.” ( Portelli.Apud. Projeto História 14, 1997:39.).

As várias formas de manifestação das narrativas materializadas nos provérbios, formas estereótipos são características meditórias do grau na coletividade em que o indivíduo expositor está inserido, em síntese, a intrusão da memória coletiva.

Em relação aos eventos e significados, importa ressaltar que o que diferencia a história oral, é que a mesma nos conta menos sobre eventos que significados não implicando na validade factual da narrativa oral. A subjetividade do expositor é o mais precioso elemento que as fontes orais tem sobre o historiador. Fontes orais contam-nos não apenas o que o povo fez, mas seus anseios, o que acreditavam estar fazendo ou que fizeram.

Fontes orais podem não adicionar muito ao que sabemos, mas contam-nos bastante sobre seus custos psicológicos.

Não há falsas fontes orais, pois a importância do testemunho oral pode situar não em sua aderência ao fato, mas de sua preferência em seu afastamento dele como um desejo de emergir, simbolismo e imaginação.(Projeto História 14. Apud. Portelli, 1997: 43).

Corriqueiramente, documentos escritos são somente a transmissão sem controle de fontes orais não identificados. A transcrição ou transcriação para o documento escrito é sempre result ado de processos que não tem credibilidade cientifica, e estão freqüentemente carregados com tendências de classe. Mas a oralidade e a escrita no decorrer dos séculos não existiram separadamente, e se muitas fontes escritas são baseadas na oralidade, a oralidade moderna, por si está saturada de escrita.

A utilidade das fontes orais para o historiador, não encontra-se somente em preservar o passado, mas em exaltar as mudanças forjadas pela memória. Tal exaltação revela assim o esforço dos narradores em buscar sentido no passado e dar forma as suas vidas e colocar a entrevista e a narração em seu contexto histórico.

Ressalta Portelli, que as fontes orais não são objetivas. Os documentos de história oral são resultantes de um relacionamento onde o entrevistador e os entrevistados são envolvidos mesmo se não harmoniosamente. O conteúdo da fonte escrita é independente das necessidades e hipóteses do pesquisador, é um texto estável que não pode ser apenas interpretado. O conteúdo das fontes orais, por outro lado depende largamente dos entrevistadores põem em termos das questões, diálogos e relações pessoais.

O resultado final do trabalho é produto de ambos pesquisador e narrador. O trabalho histórico que se utiliza de fontes orais é infindável dada a natureza das fontes; o trabalho histórico que exclui fontes orais é incompleto.

As fontes orais não são suficientes mais necessárias para as histórias das classes não hegemônicas. Tais classes não possuem peso significativo para as classes dominantes, pois através dos tempos detêm o controle sobre a escrita, e deixaram registros muito mais abundantes.

O controle do discurso oral permanece firmemente nas mãos do historiador, pois o mesmo seleciona as pessoas que serão entrevistadas, que molda o testemunho colocando as questões e reagindo às respostas, que da a forma e o contexto final ao testemunho, em síntese, são os responsáveis pelo totalidade do discurso. Mas devendo agir com imparcialidade.

Jean-Noël Pelen, em Projeto História 22, retoma a noção de etnotexto no seu aspecto mais pertinente, desprezando a abordagem tradicional dos folcloristas que consideravam o material folclórico algo acabado e produzido, praticamente externo a qualquer contexto de produção e significação; e abordagem totalizadora dos etnólogos que tendem a não mais considerar o material nele próprio, em sua autonomia discursiva apresentando-o como uma espécie de texto obscuro sem linearidade narrativa pertinente, e se resta algo relativo ao sentido, só pode ser apreendido por meio de uma decifração, que vai dos contos aos ritos e as crenças entre outros. Sua noção baseia-se em escutar e recuperar de forma literal para a literatura oral o sentido que os seus próprios ouvintes e transmissores lhe atribuem.

A literatura oral mostra além da universalidade do fato literário o aspecto diversamente performático de seus materiais, considerados quanto à sua capacidade de adaptação de diversidade de culturas e épocas, bem como à diversidade de elaboração de seus modos de transmissão.

São cinco as orientações fundamentais da lógica própria do discurso e suas funções: o primeiro está ligado ao inicio da educação do indivíduo no mundo sócio-cultural, canções, contos... O segundo relaciona-se a memorização do saber concreto material ou moral, o clima os trabalhos a moral social... O terceiro define as principais regras que a comunidade deve observar para sobreviver enquanto sociedade humana, diferente dos outros animais. A quarta define as características espaciais sócio-ideológicas que dão fundamentos à comunidade distinta, não somente em relação aos animais, mas em relação às outras comunidades humanas. E em ultimo, a definição dos limites entre o mundo natural e sobrenatural, o aqui e o além, (narrativas fantásticas, mitos e lendas).

Pelen, referindo-se ao contexto discursivo determinado de obras da literatura oral observa que praticamente todas as produções literárias são complementares umas das outras. A multiplicidade das combinações possíveis dos textos somente se realiza em função da tendência geral do discurso que o texto vem operar. Não há contradição textual, pois não é a contradição que se almeja, mas a coesão. A literatura oral é a lei, a memória do que foi e deve ser. Ela enuncia e confirma a ordem estabelecida qual ela é o reflexo.

A literatura oral emerge com mais força, quando para se enunciar ela utiliza gêneros, tipos de argumentação diferentes que abrangem todos os domínios possíveis da vida cotidiana, apoiando-se na diversidade dos componentes da comunidade, pois cada gênero só ganharia sentido e força dentro de uma relação permanente com os demais.

Os vários discursos referenciais da constituição da comunidade, intimamente ligados uns aos outros em suas criações e histórias objetivas se expressam cada qual no presente, de modo especifico, especificidade obtida graças ao suporte lingüístico utilizado, dos tempos, lugares, modos e agentes de transmissão dos registros empregados.

A literatura oral, é por definição, processo de restituição mais ou menos difícil, mais ou menos fiel ao modelo de referencia preexistente, a partir do qual é preciso reproduzir, mas também produzir. Cada versão é ao mesmo tempo, reprodução e criação.

A memória literária engloba o instante que perdura. Assim colocando-se como de um ponto de vista exterior, não há acontecimento porque há tradição, mas que existe tradição para que não exista acontecimento. Todo questionamento pode estar revestido por uma produção literária, todo acontecimento, fator de risco para a ordem cultural das coisas, pode estar coberto por uma referencia literária, que imediatamente o integra a uma memória, ao já visto ao já sabido, ao já dito.A literatura oral, memória aberta e abrangente, absorvente e cautelosa com qualquer forma de explosão do novo, que colocaria em risco o presente, a eternidade do instante renovado pelo ontem.(Françoise Zonabende, 1980. projeto História 22. Apud. Pelen, 2001:67.).

A produção de uma versão é ser o descendente, para um dia tornar-se o ascendente, a fim de que a comunidade e, principalmente o texto de referencia memorial que é a sua garantia, bem como a literatura oral se perpetue.

A literatura oral não vai de encontro a história. Se o fato é afastado, é para poder assimilá-lo melhor, e conservar apenas o que ela deseja conservar, o resto da história está em outro lugar, não entra no quadro da literatura oral, pois essa ultima só se apodera do essencial, do que ela sente fazer parte da essência da comunidade.

Dentro da história é que se encontra a literatura oral, ela pode ser objeto de estudo de um historiador.

O discurso que uma determinada comunidade tem de sua literatura oral refere-se a sua história global, ou seja, a história da representação que ela tem de si mesma, dentro da história, uma vez que o papel da literatura oral no sentido literal do texto, é o de reproduzi-la, ou de representá-la.

A tradição oral do passado ou do presente, memória ativa e modelada filtrada dentro do discurso, da mesma memória que se tem dela para falar melhor de si mesma, para melhor servir ou sentimento vivido da história passada e presente.

Etnotexto, é o discurso que uma comunidade tem de si mesma, verdadeira trama de sentido no qual a comunidade se espelha, se reproduz, se codifica e se decifra, se desenrola e, principalmente, se garante e se legitima.(projeto História 22. Pelen, 2001:69.).

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BIBLIOGRAFIA

Usos e Abusos da História Oral. Organizadoras Marieta de Morais Ferreira. Janaina Amado. Fundação Getúlio Vargas.1996. Cultura e Representação. Projeto História-14. EDUC.1997.História e Oralidade. Projeto História 22. EDUC. 2001.
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Emílio Sarde Neto - Historiador
emiliosarde@gm-net.com.br
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(pesquisado em 5 Junho /2005 - clicando no título acede-se ao post; 1.ª edição na primeira versão do blogue "doutamente", por mt, a 5 Junho/2005)
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HISTÓRIA E MEMÓRIA - Alberto Lins Caldas

Alberto Lins Caldas - Centro de Hermenêutica do Presente – UFRO
www.unir.br/~caldas/Alberto
caldas@unir.br
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Sabemos, principalmente depois do século XX, ou pelo menos deveríamos saber, que a interioridade não é epifenômeno do “mundo social, econômico ou histórico”; não é reflexo nem modelo: é muito mais e muito menos: é feixe de leitura, de trajetos, de configurações singulares dos devires e cintilâncias ficcionais da comunidade: não pode representá-la: é momento singular de ficcionalidade: ao não ser reprodução, não representa a comunidade: é uma das leituras das suas configurações: das suas possibilidades narrativas, principalmente porque aquilo que chamamos mundo social ou realidade é muito mais rede viva de entrecruzamentos virtuais, ficcionalidades com sujeitos determinados e flutuantes numa práxis específica (um território virtual), que um ser natural, uma coisa com leis, estrutura e funções, equivalente ao objeto, única instância possível à lógica e à atuação da Ciência; objeto esse ainda assim fundado de antemão por fatores alheios à própria Ciência, anterior mesmo à sua ingênua objetividade; objeto que, por mais natural que pareça, é, antes de tudo, possibilitado por uma sociedade que o instaura como instância tratável por necessidades, sentidos, instrumentos, idéias, normas e métodos.

Sem esse antes e esse durante sociabilizado e historicizado não há nem sujeito, nem objeto, nem Ciência alguma. O objeto da Ciência não é algo que independa de uma ficcionalidade e seu sistema básico de crenças: sem ela não há nem o objeto nem a realidade: só há realidade para um sujeito, para uma sociedade, para o que se chama de presença: mas esses óbvios de origem, eixo e limite parecem que são absolutamente “esquecidos” por qualquer reflexão, não somente da reflexão em geral, mas, principalmente, daquela reflexão diretamente ligada às chamadas Ciências Humanas. Com esse “esquecimento” podem se instaurar como Ciência, possuindo métodos, normas, leis naturalizados e, consequentemente, respeitabilidade além das suas instabilidades, incertezas e imprecisões de constituição, funcionamento e validade.

A dimensão temporal da interioridade é a do presente. A atualização e a presença dessa interioridade faz parte do imediato do presente (aquilo que morde: a interioridade é uma exterioridade: só existe enquanto exteriorização já que seu fundamento é, essencialmente, comunidade, fazer e dizer: o dizer para si e, antes de tudo, um dizer para o outro). Mas sem as espessuras do presente não há interioridade, somente objeto. E não qualquer objeto, mas aquele que é mercadoria, o que vive agora para os fluxos do consumo e do consumismo. Aquele que se tornou espelho do sujeito, o espelho preferido.

Sem atravessarmos a reinstauração do sujeito pelas redes imaginárias dos objetos, não poderemos entender como o “nosso mundo” fez do presente um imediato do presente alienado e do sujeito um objeto castrado.

A partir daqui podemos entender também quanto o real se desgarra das historicidades, das composições ficcionais da sociabilidade, para se mostrar vivencialmente como coisa dada, ser natural, ente que só pode ser modificado por ação política que espere o desenrolar das coisas, seguindo as leis da ordem e do progresso ou com uma concepção revolucionária que, ao cabo do século XX, deixou as valas comuns e os cemitérios abarrotados com os que discordavam, os que aceitavam e os que nem sabiam o que acontecia.

Ao mesmo tempo o documento torna-se somente espelho do acontecimento: o espelho como imagem perfeita do natural procriando, que tanto pavor metafísico causava a Borges: nessa relação de causa e efeito se reproduz a mesma lógica geral de todo o sistema: a história mostra-se como espetáculo e a História como o espelho, a Ciência das cinzas desse espetáculo: a interioridade se perde entre sujeito objetificado e objeto desumanizado: seus textos, suas falas, suas vivências, sua narrativa fundante, sua escolha textual, tomam somente o rumo da fragmentação, da reprodução ou do ventriloquismo.

A relação entre o vivido e os textos sobre esse vivido (a teoria, o documento) é mais complexa do que tem dito as chamadas Ciências Sociais com seus esquecimentos providenciais.

O vivido é o imediato do presente, enquanto os textos são de uma espessura maior, de uma dimensão mais complexa, envolvendo mais elementos que o imediato da vivência: os textos fazem parte do conceito mais amplo ao qual chamamos presente: os textos são sempre post factum (post partum ou o Post tot tantosque labores, o “Depois de tantos e tão grandes trabalhos”, de Virgílio), o que surge depois, enquanto o vivido é aquele imediato onde acon/tece e se atualiza a vida, onde os fluxos ficcionais aparecem somente como realidade pura, universal e natural, numa constituição absolutamente independente de qualquer coisa: o nosso imediato do presente é a vivência de um sujeito no mundo do objeto e esse imediato, para nós, se torna o próprio presente, sem percebermos a profundidade e a extensão virtuais do viver social: a partir das dimensões do objeto tudo se torna restrito, clonável, unidimensional, científico: estrutura e função.

O relógio é a imagem mecânica dessa relação e dessa confusão entre a atualização e recriação do presente com sua espessura maior, com sua dimensão mais vasta: nos resta somente um tipo cada vez mais fino, cada vez menos extenso e complexo de imediato do presente: imediato sem o passado do presente.

A relação entre a narração, o texto e o vivido não pode ser direta, causa e efeito (sua legibilidade não se dá: advém somente no vão combate), mas ficcional (não aquele ficcional que entendemos como falsidade, mentira, ilusão, mas aquele que é sociabilidades coaguladas, teatro de existências, imaginário vivo formando mundo e singularidade) e, no caso das Ciências, esse texto é compreendido como aquele que diz o real, diz o vivido, sem prestar atenção na distância e na complexidade entre o vivido e o que sobre ele dizemos, de como o vivido é também “texto”, ficção, virtualidade.

O documento não pode ser, como sempre tem acontecido, referencia: o vivido não permanece: sua forma de existência, depois de acontecer, é tão somente a de uma existência textual, uma forma qualquer de narração, de texto, de ficcionalidade segunda: o documento é, necessariamente, referente por ter se constituído como objeto de discurso, presa de práticas sociais, capturado pelo desejo e pelas políticas.

O vivido, no momento do seu acontecer, não é uniforme, unilinear, visual, unifocal, mas presença viva de todas as dimensões, de todas as perspectivas, de todas as interioridades, olhos, mãos, corpos, sonhos, enganos, desejos, objetos, tecnologias.

Jamais poderemos tornar essa multiplicidade modelo metafísico de existência ou de busca: o vivido não tem espessura de existência, tem somente aparecer, são vivenciados e se esgotam nesse vivenciar, nesse degustar: os documentos, quando concebidos juridicamente, aceitam ou sintetizam perspectivas unilineares (que serão depois universalizadas) simplesmente porque enfrentar o vivido em seu fluxo seria perder a certeza científica de objeto e objetividade: seria aceitar as dimensões virtuais da ficcionalidade social: seria ter que abandonar o conceito tanto de documento, ganhando a dimensão de texto, de somente vestígio depois de se tornar discurso, quanto de História, até mesmo de Natureza, em detrimento de um conhecimento mais próximo das vivências gerais da ocidentalidade, tanto em termos de um conhecimento mais próximo quanto de um conhecimento distante.
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A memória é composição, fluxo rítmico de anexação e criação, momento narrativo, momento textual: determinada ordem “escolhida”, certa maneira de ler e dizer a experiência com e no vivido: é a experiência singular do sujeito ao dizer-se em movimento e relação: é a ficção segunda de uma vivência entre as ficcionalidades do mundo social: é a maneira singular de dizer e ordenar essas ficcionalidades: a memória é relação: como momento textual não é nem o passado nem uma narrativa definitiva: é um momento do sujeito que se traduz em ordem narrativa, em ordem de palavras: é elemento que se desdobra numa lógica de procriação similar ao cantar, ao recitar, ao sonhar.

Essa relação não se faz como cópia, reprodução, mas como criação narrativa. A relação feita, por exemplo, entre o corpo presente e o corpo passado não é relação física, mas relação de imaginários, pois o corpo, até mesmo quando o consideramos biológico, é imaginário coagulado, sociabilidade instaurada como corpo, vivida e considerada como corpo, possibilidade de infinitos corpos.

A espessura das memórias, fluxo narrativo que se integra aos fluxos ficcionais do mundo coletivo, faz parte da espessura que é o presente. Grande parte daquilo que é a dobra do presente, síntese viva entre todos os passados e suas atualizações na expressão de imediato do presente, é a memória enquanto concepção maior, além do pessoal e singular.

Dobramos e desdobramos nosso passado nas dimensões do presente com palavras e maneiras de ordenar esses textos interiores como numa espécie de “texto de ficção”: texto onde se integram indistintamente em sua armação virtual e dialética, a vivência, a imaginação, o desejo, as “estratégias narrativas”; juntamente com dinâmicos e estáticos cruzamentos seletivos sejam de palavras, de temas, de imagens, idéias, sonhos, significados; onde partes inteiras da vida, do permitido e do proibido, do vergonhoso e do indizível, do aceitável, do honroso e do desonroso, do falso e do verdadeiro, do significante e do insignificante, se interpenetram numa “única realidade”, um “único texto” possível de ser dito “em condições normais”: texto vivo e estereotipado, magma e signo, objeto e sujeito, tradição e singularidade, fundamento e fim de determinado vivido que jamais poderá ser novamente “visto exatamente como foi”, o que seria naturalizar o “vivido e sua memória”, naturalizar o “trabalho da memória”, o texto, deixando de vê-los como práxis desdobrando-se em palavras e consciência possível. Principalmente porque a “memória” não acontece num espaço físico, mas numa dimensão metafórica do fora que vai para dentro e que, ao se desdobrar, aparece como encontro consigo mesmo, atualizando as dimensões do presente, da consciência e do corpo. Daí porque o referente em História não é a “memória”, o “real”, o “social”, o “histórico” mas esse momento da interioridade textualizada, esse texto onde nasce, se movimenta e aparece o sujeito e seu mundo.

A interioridade é tão somente aquilo que está dentro, no interior, dentro de nós, aquilo que somos nós para nós mesmos. Não é fôrma, potência, arquétipo, modelo. No entanto, o dentro e o fora dependem de cada sociedade, de como entendem e vivem esse dentro e esse fora ou sua inexistência.

A interioridade ao não ser física ou biologicamente determinada, mas virtualidade viva, sociabilidade singularizada, possibilidade cultural, não tem uma estrutura, mas abertura a todas as possibilidades, a todas as leituras, todas as formas e todas as fôrmas de interioridades ou não interioridades possíveis, que possam ser criadas a partir de comunidades vivas que “introjetam” suas maneiras de ser e de deve-ser e se tornam o suporte dessa mesma interioridade, ou seu ponto de partida quando podem apreender seu fundamento.

Não existe a consciência enquanto universalidade ou sinônimo de interioridade genérica, mas somente interioridades que se referem à determinada comunidade-suporte, a determinado imaginário vivo, determinada rede viva de ficcionalidades. A pretensa forma ou estrutura da consciência é comunidade ocidental introjetada: somente a nossa mitologia criou o que podemos chamar de consciência enquanto modelo com características específicas que se dizem universais.

Aquilo que chamamos interioridade não é um ser ou um nada, muito menos estrutura, sistema, coisa ou modelo. A consciência é a específica e tradicional forma de interioridade ocidental, tipicamente cristã-burguesa, com características gerais e específicas dependendo historicamente da comunidade que a gera e a suporta, tornando-se seu limite e eixo externos, seu feixe principal de significados e possibilidade de compreensão; enquanto a memória é o desdobramento perspectivado “do que aconteceu com essa interioridade e seu corpo”: é processo narrativo, texto em movimento. Ao se desdobrar a interioridade encontra-se e encontra realidades vividas que marcam sua identidade, sua extensão, sua existência, sua forma de ser e significar. Sem esse desdobramento não há tempo, consciência ou memória.

A memória são desdobramentos contínuos e singulares que garantem vários tipos de identidade. Ao mesmo tempo, sua forma de se expressar é como texto e seu “trabalho interno” para chegar a esse texto é o mesmo de um tipo de criação literária.

A memória como campo do presente não quer dizer “atualismo”, mas que o presente enquanto dobra virtual tem na memória enquanto texto sobre texto, texto em movimento (interioridade em movimento, ficcionalidade viva) um dos elementos fundamentais de sua existência.

É a ficcionalidade da memória que em grande parte suporta as dimensões vivas da ficcionalidade viva do presente. Sem essa ficcionalidade o presente se tornaria tempo morto do relógio, sem profundidade, sem horizontes, sem dialeticidade e sem historicidade, numa existência naturalizada fora do vivido e da singularidade.

A memória (as memórias) é também garantia da constante modificação e permanência da dialogicidade e da polifonia, perspectivações das linguagens, nos sentidos da fala e da escrita, do corpo, das relações interpessoais e na constante criação da identidade narrativa.

Sem a existência do passado, é a memória um dos suportes das múltiplas formas de existência do presente, permitindo a continuação que reproduz as condições de vida, o equilíbrio e as referências grupais. Com isso, entendemos a memória não somente como criação pessoal, mas como construção polifônica da sociabilidade, criação coletiva que, por ser simbólica, cria as pontes que unificam e aproximam, num mesmo espaço vivido, as múltiplas dimensões da vida, as múltiplas experiências da vivência.

BIBLIOGRAFIA
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7. ELIAS, Norbert. SOBRE O TEMPO. Jorge Zahar, Rio de Janeiro, 1998.
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11. PASSERINI, Luisa. MITOBIOGRAFIA EM HISTÓRIA ORAL. In: Revista PROJETO HISTÓRIA, No 10: 29/40, São Paulo, 1993.
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(pesquisado em 5 junho /2005 - clicando no título acede-se ao post; 1.ª edição na primeira versão do blogue "doutamente", por mt, a 5 Junho/2005)
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